¿Sabías que China es uno de los países más visitados del mundo, con casi 60 millones de turistas extranjeros al año? Esto es algo que no debería de extrañarnos, si tenemos en cuenta que el gigante asiático prácticamente iguala a Europa en extensión y, sobre todo, si pensamos en su inagotable patrimonio monumental y sus paisajes, tanto urbanos como naturales. Algo que podrás comprobar en primera persona con las ideas para tu ruta por China de nuestro blog. Además, en este país está una de las mejores ciudades de Asia que no te puedes perder.
Si aún no has estado allí, ya estás tardando, puesto que este país nunca deja indiferente al viajero. Con nuestras increíbles ofertas de viajes a China, ya no tienes excusa para no recorrer esta tierra de leyenda. ¿Te animas a comprobarlo por ti mismo/a?
Como no podía ser de otro modo, nuestras ideas para tu ruta por China tienen como punto de partida la capital nacional: Pekín o Bejing, cuyo nombre significa ‘la capital del norte’ en mandarín. Con nuestras ofertas de viajes a Pekín, podrás recorrer esta vibrante urbe a tu ritmo. Aunque te recomendamos una estancia mínima de tres días, la cifra la eliges tú.
Entre los lugares que hay que visitar en Pekín, no hay que perderse el espectacular Palacio de Verano, una villa de retiro situada a 12 km del centro de la ciudad y a la que se puede acceder fácilmente en taxi (para ahorrarte sorpresas de última hora, te recomendamos pactar con el taxista el precio de la carrera antes de montarte). Levantado en 1750 por el emperador Qianglong, el palacio y sus jardines fueron destruidos durante la segunda guerra del Opio, por lo que la regente Cixi ordenó su reconstrucción en 1899. Cixi lo utilizó como su residencia temporal a partir de 1901, y sería la sede del Gobierno chino hasta 1908. Entre sus principales reclamos, destacan el pabellón conocido como Barco de Mármol, la pagoda del Buda Fragante, el puente de los 17 arcos y el Gran Corredor, un pasillo techado de más de 750 m. El Palacio de Verano fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
En el segundo día de tu viaje a China, te recomendamos que aproveches la mañana para ir a la estación a comprar los billetes de tren para los desplazamientos internos por el país (encontrarás los detalles más adelante). Esto es especialmente importante si tus vacaciones en China coinciden con los meses de septiembre y octubre, fechas en las que el turismo nacional se dispara. También debes contratar tu excursión a la Muralla China para el día siguiente.
Desde allí, dirígete a la plaza de Tiananmen, inspirada en la plaza Roja de Moscú y una de las mayores del mundo. Esta se encuentra al lado de otro de los lugares que hay que ver en Pekín: la Ciudad Prohibida, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde 1987. Su construcción dio comienzo en 1404, para que hiciera las veces de residencia imperial. Hoy, este suntuoso complejo puede presumir de la mayor colección de estructuras de madera antiguas del mundo. Nuestro consejo es que prestes atención a los tres salones del trono, así como a su bien cuidado jardín, con un pabellón que fue muy frecuentado por el emperador y sus concubinas.
Justo al lado, tienes el parque de Jingshan, construido en 1179 coincidiendo con la dinastía Jin (la entrada es de pago). Desde su punto más elevado, podrás disfrutar de unas vistas incomparables sobre la Ciudad Prohibida, así como otros edificios cercanos, como la pagoda Blanca.
En la tarde del segundo día en Pekín, desplázate hasta el templo del Cielo, el mayor de este tipo en China. Data de 1420 y fue utilizado por los emperadores Ming y Qing para pedir a los dioses que les concedieran buenas cosechas.
Tu estancia en la capital china culmina al día siguiente con tu visita a la Gran Muralla —normalmente, se accede al tramo situado en Badaling, a 65 km de Pekín—, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987 y elegida como una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo en 2007 por votación popular. En la actualidad, este prodigio de arquitectura militar tiene una longitud de 8.851,8 km, una tercera parte de lo que llegó a medir. La excursión suele incluir en una visita a las tumbas Ming y Qing, donde están enterrados los emperadores de estas dos dinastías, las últimas que controlaron el llamado Imperio del Centro. Asimismo, de vuelta a la capital, se puede ver a lo lejos el icónico estadio del Nido, uno de los escenarios de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008.
En tu cuarto día de viaje, tu ruta por China continúa tomando un vuelo a Taiyuan, una localidad que te servirá de puente para descubrir la Ciudad Vieja de Pingyao, perteneciente a la provincia de Shanxi e incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad en 1997. Para llegar hasta allí desde el aeropuerto de Taiyuan, te recomendamos contratar un servicio de transfer hasta Pingyao, lo que suele resultar bastante económico.
Nuestro consejo es que pases un par de días en Pingyao. Así podrás descubrir sin prisas esta pintoresca ciudad, cuyos edificios conservan la apariencia que tenían en tiempos de la dinastía Ming y Qing. Entre los lugares que no puedes pasar por alto, cabe referirse a los antiguos bancos o tongs, algunas residencias privadas que te acercarán a cómo era la vida cotidiana en este rincón de China en el siglo XIX, sus murallas, el monasterio conocido como Shuangling Si, el templo confuciano y el templo taoísta de Qingxu.
Desde Pingyao, deberás tomar un tren nocturno hasta la siguiente parada de nuestro viaje a China: Xi’an, una antigua capital —la única que mantiene sus murallas casi intactas— cuyo nombre significa ‘paz occidental’. Sin duda, lo más importante de todo cuanto hay que ver en Xi’an es el archiconocido Ejército de Terracota, al que se puede acceder en un autobús que se toma en la estación de ferrocarril. Este yacimiento arqueológico, descubierto en 1974 de manera fortuita por cinco campesinos que estaban cavando un pozo, recrea un ejército a tamaño natural, formado por guerreros, caballos, perros y carros de combate, esculpidos a finales del siglo III a.C. por deseo del primer emperador chino, Qin Shi Huang, para que custodiaran su última morada. Su tumba se encuentra a escasa distancia de allí. Aunque esta permanece cerrada, se puede subir hasta la colina en la que se halla.
De nuevo en el centro de la ciudad, y antes de retirarte a descansar en tu hotel en Xi’an, te invitamos a visitar la Pequeña y la Gran pagoda de la Oca Salvaje, las torres de la Campana y del Tambor y el barrio musulmán, que da cabida a una importante mezquita.
A la mañana siguiente, antes de decir adiós a Xi’an, ve en taxi hasta el poblado neolítico de Banpo, situado a 6 km del centro. Descubierto en 1953 y de 5 hectáreas de superficie, estuvo habitado entre los años 4000 y 3000 a.C. y es una excelente muestra de lo que fue la cultura Yangshao.
Seguidamente, ve a la estación ferroviaria para tomar un tren a Luoyang —se traduce como ‘Ciudad de las Peonías’—, ubicada en la provincia de Henan. Su principal atractivo turístico son las magníficas grutas de Longmen, que se hallan a 12 km de la ciudad y a orilla del río Yi. Son muy similares a las que hay en la ciudad de Datong. Declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2000, se trata de un recinto que cuenta con infinidad de grutas decoradas por esculturas de Buda talladas en la roca. La mayor de ellas mide 17 m de altura, y se cree que representa el rostro de la emperatriz Wu Zetian.
Por la tarde, dedica un tiempo a conocer el Museo de los Zhou Orientales. Allí se conserva un ejército fosilizado del siglo III a.C., que incluye caballos, los carros de combate y algunos animales domésticos. A la salida, da un paseo por las murallas.
Al día siguiente, antes de abandonar la ciudad, toma un bus hasta el templo del Caballo Blanco, que puede presumir de ser el primer monasterio budista fundado en China (siglo I d.C.). En su interior, se venera un enorme buda yacente de 5 m de longitud, lo que lo convierte en el más largo del país.
¿Preparado/a para el tramo final de turuta por China? Desde Luoyang, un tren te llevará hasta Zhengzhou, la capital de la provincia de Henan. Aunque no se trata de una ciudad turística, pasar por allí es necesario por razones logísticas. De todos modos, te recomendamos acercarte a sus pagodas gemelas, dos torres levantadas en el siglo XX en recuerdo de las víctimas mortales de una huelga que tuvo lugar en 1923, y al indispensable Museo de Henan, un enorme edificio triangular con vestigios arqueológicos que resumen la historia de China desde la prehistoria y hasta los tiempos de la dinastía Ming.
A primera hora del día siguiente, puedes hacer una excursión a primera hora al monasterio de los monjes Shaolin, un recinto fundado en el año 495 d.C. y muy vinculado al budismo chan (o zen) y a las artes marciales.
Por la tarde, deberás ir al aeropuerto —el traslado puede hacer en bus o en taxi— para tomar un avión hasta Guilin, una población que se enmarca en la Región Autónoma de Guangxi. A tu llegada, te recomendamos contratar un relajante crucero por el río Li, en el mismo aeropuerto de llegada o bien en las oficinas de algún turoperador local. Incluso, algunos hoteles en Guilin ofrecen esta facilidad.
La jornada siguiente la podrás dedicar a dar un inolvidable paseo por el río Li, entre montañas de formas imposibles y disfrutando de unos paisajes que te dejarán sin palabras. Algunas empresas que organizan esta excursión opcional a una aldea cercana, ideal para conocer cómo es la vida rural en este rincón de China y para ser testigo de cómo se realiza la pesca con cormorán. El crucero finaliza en Yangshou, una localidad turística ideal para comprar algún recuerdo o tomar un tentempié.
De regreso a Guilin (el retorno en bus está incluido), te aconsejamos visitar el parque de la Trompa del Elefante, el pico de la Belleza Solitaria y las pagodas gemelas de este antiguo pueblo de pescadores.
Como colofón de tu ruta por China, solo te quedará tomar al día siguiente un vuelo a Shanghái, la mayor ciudad de este país asiático con más de 24 millones de habitantes en su área metropolitana. Entre los lugares que hay que ver en China, destaca el paseo del Bund, situado junto al río Huangpu y frente al futurista barrio de Pudong, con edificios que datan del período colonial. Frente al malecón, podrás contemplar el mencionado Pudong, en cuyo skyline se distinguen rascacielos como la Perla de Oriente (de 468 m), el Jin Mao y el Shanghai World Financial Center. Tampoco puedes olvidarte de los jardines Yuyuan (1559-1755), ni del templo del Buda de Jade o Yufo Si (1882), que da cabida a unas preciosas esculturas birmanas.
Hasta aquí nuestra ruta por China. Ahora bien: con nuestras promociones y ofertas de viaje, podrás diseñar un viaje a China a tu aire y personalizado, incorporando Hong Kong o modificando el orden de las visitas.
Y si tienes algunas sugerencias, no dudes en compartirlas con nosotros. Date prisa: ¡estamos esperando conocerlas!
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